Visión
quebrada
Luis Felipe Noé
Curada por Cecilia Ivanchevich
EXTRA/ordinario
Artistas argentinos y extranjeros
Curada por Florencia Battiti y Fernando Farina
Dr. Lautaro Cossia
Docente e investigador, Universidad Nacional de Rosario (UNR)
Integrante del Centro de Investigaciones en Mediatizaciones (CIM - UNR)
Director de la revista InMediaciones de la Comunicación.
Una lectura posible de las dos muestras que exhibe el Museo MAR desde octubre del 2023, permite actualizar un añoso debate sobre las funciones del arte. ¿Cuál es el vínculo entre arte y sociedad? Una pregunta incómoda que propició múltiples respuestas estéticas y sigue encarnando las discusiones sobre la politización del arte, su autonomía y el compromiso intelectual de los artistas. ¿El hecho artístico debe estar al servicio de la revolución o el arte debe recostarse sobre sí mismo? ¿Dónde buscar una respuesta, aunque hallarla sea imposible? ¿En la apariencia estética de las obras o en la dimensión política que atraviesa estos juegos del lenguaje artístico?
Recorrer las muestras exhibidas en el MAR invita a experimentar las incomodidades de esa pregunta que enlaza arte y sociedad sin poder asumir una forma precisa. El mismo espacio contiene y despliega, en simultáneo, una escena dialógica muda entre miradas, estéticas y formas de implicarse que entrañan modos diversos de relacionarse con el mundo y de ponerlo en escena. A un lado, la muestra titulada “EXTRA/ordinario” expone las obras de decenas de artistas contemporáneos argentinos y extranjeros que hicieron uso de ventiladores y heladeras, pero también banquitos de madera, sopapas, relojes desarmados y un sin fin de objetos, artefactos y cachivaches que pueblan nuestra cotidianidad y sufren –por efecto del dislocamiento, el montaje y el trabajo creador– la conversión en obras artísticas. Al otro lado, en una sala contigua, se presenta “Visión quebrada”, muestra que reúne instalaciones de Luis Felipe Noé, maestro y referente de las artes plásticas, además de ser un prolifero autor de ensayos sobre el arte y sus formas. Basta caminar unos pasos para sentirse inmerso en una atmósfera impregnada de historia y compromiso artístico, donde el entretejido de materialidades característico de la obra de Noé impone una sintaxis entrecortada de telas, maderas, hojalatas, poliestireno expandido y papeles pintados que se anudan con la palabra y, como subraya Cecilia Ivanchevich, curadora de la muestra, da lugar al “cruce entre lo abstracto y lo figurativo” y permite articular la trama de sueños y de pesadillas de la historia argentina.
Si en la muestra “EXTRA / ordinario”, como anuncian sus curadores, Florencia Battiti y Fernando Farina, quienes trabajaron junto a la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo del Sur (BIENALSUR), el “potencial subversivo” se juega en la refuncionalización en clave poética de las cosas de todos los días, en “Visión quebrada” sobresale el pulso político de una trayectoria lúcida y comprometida que permite armar series, por ejemplo, entre la instalación “El ser nacional” de 1965 –y reconstruida en 1993– e “Instauración institucional” de 1994, o recobrar las ínfulas militantes que alberga la instalación “El arte de América Latina es la revolución”, obra de 1971 que Noé reconstruyó y expuso en 2021 en el Museo de la Solidaridad “Salvador Allende” de Chile.
Es allí, otra vez, donde las obras artísticas de Noé, cargando con las tensiones de una época, aquella de los sesenta y setenta, vienen a actualizar, con su marca anacrónica –en tiempos como este donde la palabra revolución parece haber quedado en desuso–, los debates sobre las funciones del arte, las dimensiones estéticas y ideológicas de las obras, su poder activador, el modo en que operan en el campo artístico y condensan, aunque sea en parte, los aspectos significativos del pasado y el presente. Aunque esquemático y azaroso, transitar ambas muestras permite activar esa memoria histórica, en consonancia con la celebración de los 10 años del MAR y los 40 años de la democracia argentina, justo en un momento político, el actual, que ofrece como síntoma insidioso el retorno autoritario de lo reprimido.
Recorrer las muestras exhibidas en el MAR invita a experimentar las incomodidades de esa pregunta que enlaza arte y sociedad sin poder asumir una forma precisa. El mismo espacio contiene y despliega, en simultáneo, una escena dialógica muda entre miradas, estéticas y formas de implicarse que entrañan modos diversos de relacionarse con el mundo y de ponerlo en escena. A un lado, la muestra titulada “EXTRA/ordinario” expone las obras de decenas de artistas contemporáneos argentinos y extranjeros que hicieron uso de ventiladores y heladeras, pero también banquitos de madera, sopapas, relojes desarmados y un sin fin de objetos, artefactos y cachivaches que pueblan nuestra cotidianidad y sufren –por efecto del dislocamiento, el montaje y el trabajo creador– la conversión en obras artísticas. Al otro lado, en una sala contigua, se presenta “Visión quebrada”, muestra que reúne instalaciones de Luis Felipe Noé, maestro y referente de las artes plásticas, además de ser un prolifero autor de ensayos sobre el arte y sus formas. Basta caminar unos pasos para sentirse inmerso en una atmósfera impregnada de historia y compromiso artístico, donde el entretejido de materialidades característico de la obra de Noé impone una sintaxis entrecortada de telas, maderas, hojalatas, poliestireno expandido y papeles pintados que se anudan con la palabra y, como subraya Cecilia Ivanchevich, curadora de la muestra, da lugar al “cruce entre lo abstracto y lo figurativo” y permite articular la trama de sueños y de pesadillas de la historia argentina.
Si en la muestra “EXTRA / ordinario”, como anuncian sus curadores, Florencia Battiti y Fernando Farina, quienes trabajaron junto a la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo del Sur (BIENALSUR), el “potencial subversivo” se juega en la refuncionalización en clave poética de las cosas de todos los días, en “Visión quebrada” sobresale el pulso político de una trayectoria lúcida y comprometida que permite armar series, por ejemplo, entre la instalación “El ser nacional” de 1965 –y reconstruida en 1993– e “Instauración institucional” de 1994, o recobrar las ínfulas militantes que alberga la instalación “El arte de América Latina es la revolución”, obra de 1971 que Noé reconstruyó y expuso en 2021 en el Museo de la Solidaridad “Salvador Allende” de Chile.
Es allí, otra vez, donde las obras artísticas de Noé, cargando con las tensiones de una época, aquella de los sesenta y setenta, vienen a actualizar, con su marca anacrónica –en tiempos como este donde la palabra revolución parece haber quedado en desuso–, los debates sobre las funciones del arte, las dimensiones estéticas y ideológicas de las obras, su poder activador, el modo en que operan en el campo artístico y condensan, aunque sea en parte, los aspectos significativos del pasado y el presente. Aunque esquemático y azaroso, transitar ambas muestras permite activar esa memoria histórica, en consonancia con la celebración de los 10 años del MAR y los 40 años de la democracia argentina, justo en un momento político, el actual, que ofrece como síntoma insidioso el retorno autoritario de lo reprimido.