Deriva Constructiva

Camilo Guinot

Curada por Julián López

Dr. Guido Vespucci

Dr. Guido Vespucci

Prof. Adjunto de Sociología de la Cultura, Departamento de Sociología,
Instituto de Investigación sobre Sociedades, Territorios y Culturas (ISTeC), UNMdP / CONICET.

“La vida está en otra parte”, evocaba una obra de Kundera, lo que invertido en su sintaxis nos arroja que “en otra parte también hay vida”. No se trata de la imaginería del género ciencia ficción, sino de la irrupción de otras formas –otro aquí y ahora– que provocan un cambio de mirada, de experiencia y concepto, mediante la instalación Deriva Constructiva, de Camilo Guinot, presentada en mayo del 2022 en el museo MAR de la ciudad de Mar del Plata.
Una primera mirada distanciada (¿o distante?) a la obra –además del impacto visual y del extrañamiento– podría arrojar que esas formas compuestas de ramas y tarugos configuran cuerpos, cuerpos que parecen tener más aire que materia, más vacíos que “contenido”. Sostenidos apenas por ramas, evocan liviandad, esqueletos que sirven para que los cuerpos se mantengan en pie, pero no (parece) como para constituirse en sujetos ni grupos sociales…
Otra experiencia muy diferente se presenta cuando ingresamos en la estructura, cuando atravesamos esos cuerpos y nos conectamos con ellos, no solo con la mirada, sino también con el tacto, con el oído, con el olfato, estando temporalmente ahí, y pasamos mediante lo multi-sensorial a una experiencia, ¿acaso de ese modo no se abre la invitación a nuevos significados? Es el inicio de una primera ruptura de fronteras, entre observación y experiencia, objeto y sujeto, naturaleza y cultura, no-humano/humano. Un giro ontológico que dispone a la apertura de una re-conexión y re-configuración, de una deriva constructiva que estaba hecha de “des-hechos” (una poda de árboles), y la inerte estructura des-individualizada, des-subjetivada, vuelve a cobrar vida y sentido.
Para significar el arte, como para comprender las sociedades, no se puede estar afuera o adentro –dicotomía que atravesó por tantas décadas a las ciencias sociales–, sino en ambos lados. Es en ese movimiento desde donde podemos advertir la porosidad de las fronteras entre “las cosas”, la flexibilidad potencial de las estructuras y la fluidez de las formas de Guinot, las que están –como notaba Julián López– en un constante devenir y refundando vidas otras o “en otra parte”. Dicho de otro modo, que el mundo es precario y denso a la vez.